Por la mañana de un día viernes nació una bella mujercita, llamada Carmen
Rosa, su mamá le puso así porque era el nombre de su abuelita, al instante le
hicieron una fiesta por su nacimiento, una fiesta como la del Niño Jesús; pero
a los lejos de la casa desde la calle un lobo observaba atentamente la casa, el
lobo tenía una extraña apariencia sus ojos eran rojos, su pelaje plomo, con
manchas cafés, orejas puntiagudas y unos colmillos afilados.
Al terminar la fiesta el lobo ingresó a toda su velocidad y
se llevó a la recién nacida al bosque
que estaba muy alejado de la ciudad. Todas las personas que estaban en la
fiesta de la pequeña Carmen Rosa se quedaron aterrorizados, de miedo; pero su
valiente padre fue a buscarla, caminó más de 15 cuadras hasta llegar a ver un
bosque alejado de la ciudad, caminó y caminó hasta poder ver al lobo que tenía
a la niña entre sus colmillos. El lobo se dio cuenta de que una persona le perseguía;
entonces, el lobo siguió corriendo a toda velocidad hasta por fin desaparecer.
El padre regresó a casa muy preocupado, e hizo
averiguaciones en todo el pueblo sobre el lobo, al final terminó conversando
con el cura del pueblo. El cura empezó a contarle que antes el lobo era muy
bueno con los humanos hasta que de repente una familia mato a todos sus
hermanos lobos y incluso mataron a su padres; por eso el lobo se volvió malo y vengativo
con los habitantes del pueblo además le dijo que no creía que les devuelva a
sus hija Carmen Rosa. El cura le comentó que había una opción: criar al lobo críen
como su perro de esa manera se le acabaría
la furia y llegaría la paz, el padre se propuso buscar al lobo y domesticarlo.
El padre fue en busca de la tierna niña fue a lo más
profundo del bosque para encontrar a su querida hija, atravesó todos los ríos.
Le llegó la noche y al día siguiente ya como a las nueve de la mañana, tenía mucha hambre y fue en busca de comida;
solamente encontró plátanos, naranjas y piñas, se comió todo y tuvo fuerzas para
continuar por su camino.
De repente vio una cueva, parecía de un oso y el padre entró
al a cueva y vio muchas cosas que los habitantes habían dado por perdidas, de
repente encontró ropa y mucha comida. El
padre supuso que sería la casa del lobo.
Subió hasta la cueva para ver al lobo y buscar a su hija pero
no estaba, entonces bajo nuevamente; el lobo se había llevado a la niña a una
antigua casa y la alimentaba con leche que robaba.
El padre se desesperaba y sentía la mente en blanco, luego
de reflexionar decidió regresar al pueblo y conversar con el cura, quien se
había informado de un chamán y recurrir a las creencias para recuperar a su
hija. Pobre hombre ya no sabía a quién recurrir.
Una vez más tomó fuerzas y decisión y se dijo que iría a
buscar al chamán, con una sonrisa de esperanza recorrió todas las calles hasta
encontrar a un chaman famoso a quien las personas acudían, su fama era de ser
buen brujo y además cobraba muy barato. El padre le contó toda la historia. El
chaman pidió ingredientes para hacer su conjuro, el padre se comprometió a
traerlos. Primero debería volver al bosque y sacar un pedazo de piedra de la
cueva del lobo y llevársela, el padre cumplió. Luego el chamán pidió un trozo
de algún cadáver del cementerio, sin miedo el padre abrió una tumba y sacó un
dedo de un muerto, el padre cumplió. Se le pidieron 5 plumas de las gallinas
sagradas que están en el pequeño zoológico del pueblo. Se dirigió al zoológico
y sin que nadie se dé cuenta saco 5 plumas de las gallinas sagradas, regresó corriendo
a casa del chamán y le entregó las 5 plumas. Por último, y esta fue la más
difícil, tenía que ir al pueblo de Kanaa y traer el medallón-cáliz, el padre aún
con fuerzas y ánimo, fue en bus al pueblo de Kanaa, cuando llegó buscó entre
todos los indígenas hasta que encontró a un chico fuerte y musculoso con el
medallón en el cuello.
Se dijo a sí mismo, ¿cómo haré para quitarle? Si se lo quito
me matará. Se le ocurrió una idea tonta, ir a pedírselo por favor. El joven
indígena aceptó pero a cambio el padre debía decirle a una mujer que el joven
indígena estaba enamorado de ella. El
padre hizo todo lo encomendado y con mucho gusto le dieron el medallón.
El padre se alegró al tener todos los elementos para el
conjuro y regresó apresuradamente a casa del chamán. El chamán preparó los
elementos del conjuro y pronunció estas palabras:
-¡Por Padre Dios y Jesús, tráeme al lobo y hazlo volver!
Pasaron diez segundos y apareció el lobo junto con su hija,
el padre todo lloroso cargó a su hija y la besó. El lobo que era malo no
recordaba de todo lo que había sucedido, se había transformado en un lobo manso
y doméstico. Se rompió el hechizo que había sufrido el pobre lobo.
Todos comenzaron a vivir muy bien cada día de sus vidas.
Miguel Ángel Santos Salas
Villa Cerrillos, Cerro Colorado, Arequipa
2012