Una mañana muy
calurosa se hallaba sentado en la puerta de su casa un niño llamado Joaquín que
tenía 12 años, era alto, delgado y muy divertido. Decide ir al bosque que quedaba
al voltear la esquina de su casa, al llegar al bosque se sintió muy cansado y
decidió sentarse al pie de un árbol que le proporcionaba una sombra muy
refrescante. Sintió que le picaba su cabeza y se rascó, sintió que se le había
pegado una especie de bolita en su dedo meñique así que bajó su mano de la
cabeza y se encontró con una sorpresa… un piojo, éste estaba gordo y muy
alegre, Joaquín se sintió muy enojado, por ello exclamó: “¡Qué haces!”. El
piojo le respondió: “Yo nada, sólo tenía hambre”.
Entonces Joaquín no sabía qué hacer, al instante el piojo suplicó:
“Déjame vivir en tu cabeza”, pero Joaquín no podía, pues si lo llevaba a casa
lo matarían, así que decide hacerle un
hogar en el árbol, y así lo hizo, al pasar el tiempo Joaquín sabía que había hecho
una buena acción. Desde ese día Joaquín y el pequeño piojo se reunían por las
tardes a platicar sobre todas sus aventuras.
Margot Fernanda Blas Mitma
Villa Cerrillos, Cerro Colorado, Arequipa
2012
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