Cuando tenía 10 años, mientras desayunaba en casa con mis
padres, mi papá nos empezó a contar a mis
hermanos y a mí, lo que pasó con mi
abuelito.
Se puso de pie y empezó a decirnos que cuando el tenía 20
años, mi abuelito murió “temporalmente” por toda una semana. Cuando despertó, le contó a mi
papá lo había visto y pasado.
Después de ese suceso extraño, le dijo que caminó y vio una
luz brillante que la atravesó y después camino por cerros, quebradas y montañas.
Luego, al llegar a un gran río de color rojo que parecía de sangre, no sabía cómo atravesarlo;
vio a su perro al que lo había querido mucho lo abrazó y caminó al borde del río
se lanzó con el perro para llegar nadando a la otra orilla. Ya en el río, una
extraña fuerza jalaba a mi abuelito para que no cruce el rio. Después de pasar
el río, el perro regresó a la otra orilla.
Y mi abuelito se quedo triste por su mascota, pero siguió
corriendo hasta que llegó a un portón enorme era casi como la puerta de un
castillo, lo atravesó y caminando un poco mas llegó a otra puerta donde había
una persona que le dijo: “Tu no tienes porque pasar esta puerta” y mi abuelito contestó:
“Yo tengo que llegar porque mi alma ya fue llamada”. Lo dejaron pasar, ya
llegando a la ultima puerta se escuchó una voz que decía: “Regresa por donde
viniste porque todavía tienes que vivir un tiempo más”. Después de esa aventura
sobrenatural mi abuelito despertó en su casa.
Hasta hoy no puedo creer nada de lo que pasó a mi abuelito, pero me gusta escuchar esta historia.
ANA BEATRIZ CHECYA NIFLA
Villa Cerrillos, Cerro Colorado, Arequipa
2012
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