Cuando tenía 8 años, me
contaron una historia que no podía creer. Se trataba de mi abuelita, y lo que le había pasado cuando era
joven. Por lo que me contaron, mi
abuelita estaba embarazada de mi mamá y por entonces mi tío era un niño pequeño.
Éste es el caso. Mi abuelita, regresaba de una fiesta que hubo en
el pueblo; cargada de mi tío y
en el vientre
mi mamá. Ella regresaba sola y
en las casas del pueblo no se encontraba
a nadie; llegó a casa, de repente escuchó un ruido constante que provenía de la
casa vecina.
Ella muy asustada no sabía lo que era, pero se asustaba más
y más. El sonido parecía el grazno de un
ganso que se le acercaba, ella
cogió una piedra larga, hizo la señal de la cruz y se la amarró a la cintura, el
grito del aparente ganso estaba cerca a ella. Al verlo, inmediatamente se dio
cuenta que era una especie de condenado;
mi tío
comenzó a silbar. Al parecer, y
según me lo contaron, el condenado se dio cuenta que
habían dos espíritus junto a ella
mi abuelita que
la protegían, él se alejo hacia
la carretera y mi abuelita corrió a casa.
Al día siguiente mi
abuelita contó lo sucedido a mi abuelito, él le avisó que aquel condenado
buscaba el perdón
de la vecina de mi
abuelita ya que estando en vida le hizo mucho daño, él era
el condenado que asustó a mi abuelita aquella noche.
Ana Gabriela Quispe Huallpa
Villa Cerrillos, Cerro Colorado, Arequipa
2012
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