Cuando Luis tenía un año de edad, sus papás siempre se
mudaban de casa. Primero se fueron a lima, luego a Cuzco, después a Tacna. Hasta
que llegaron a Puno y allí vivieron durante tres años.
Luis había cumplido dos años. Su mamá se fue al mercado por
la mañana dejando a Luis dormido. Cuando su mamá llegó, vio a un hombre flaco y
pequeño que se quería llevar a Luis. Parecía tener mucha hambre. Su mama corrió
y alzó a Luis; ese hombre extraño saltó como un sapo y desapareció en la
oscuridad porque todavía no había salido el sol.
Durante los días siguientes el pequeño lloraba mucho y su
mamá le contó esto al abuelo de Luis. Él le dijo que debajo de esa casa,
antiguamente existía una mina y en ese lugar vivían los chinchilicos. Ese mismo
día bautizaron a Luis y sus padrinos le regalaron muchos juguetes. Después de
una semana el chinchilico volvió para llevarse a Luis; cuando lo tocó,
inmediatamente el chinchilico ardió en llamas y desapareció. Desde ese día
nunca más volvió a aparecer el chinchilico cerca a la casa.
José Diego Quispe Cahuana
Villa Cerrillos, Cerro Colorado, Arequipa
2012
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