Era un
sábado por la noche cerca a las diez y media, Fátima se quedó sola en el hotel,
todos habían ido a casa de su tío, debía quedarse porque la llave del hotel se perdió,
además no había nadie para abrir la puerta.
Apenas
todos salieron del hotel y pasada media hora, la televisión se prendió y empezó
a verse borrosa con un punto negro en el centro, este se extendió hasta que
cubrió toda la pantalla, al instante Fátima la apagó; pasados unos diez minutos
se le ocurrió oír música… cuando intentó prender el estéreo no se escuchaba
nada, no tenía señal alguna. Debido a esto empezó a molestarse y dijo algunas
groserías pero de nada sirvió.
Decidió
ir a beber agua a la cocina, luego regresó a su habitación, pero se dio con la
sorpresa de que la puerta estaba cerrada ¿quién la cerró?, pensó. Comenzó a
sentir miedo, se puso a llorar por la situación que pasaba, logró abrir su
habitación e ingreso a su cuarto para ponerse pijama y echarse a dormir. Era de suponerse, con lo que estaba pasando
no pudo ni cerrar los ojos. A las dos horas comenzó a sentir un profundo sueño,
cuando de repente sintió que alguien se acostaba a su lado, ese alguien le
murmuró: “¿Por qué eres tan grosera, yo he cambiado, además todo va a estar
bien?”. Al oír esto ella giró y se dio con la sorpresa que no había nadie, se
levantó rápidamente y buscó por toda la casa a ver si había alguien escondido,
intento prender la luz pero fue inútil, no encendía; y a lo lejos seguía oyendo
esa voz que le decía: “No te vayas, yo he cambiado y todo será distinto”.
Entró
en pánico y empezó a llorar nuevamente, regresó a su
cuarto y la voz se repetía constantemente, al rato se quedó totalmente dormida.
Después de tres horas llegó su abuelita y le pregunta el porqué había dejado la
puerta abierta, ella dijo que la puerta estaba bien cerrada.
Al día
siguiente, le comentó a su tía detalle a detalle lo que había sucedido, su tía
no comprendía lo que había pasado, e hizo que se sintiera mal o afectada ya que
eso también le pasaba a ella cuando era joven.
Fátima
y su tía se dieron cuenta que las voces que escuchaban eran de los espíritus
malos del hotel que penaban, porque quizá murieron asesinados; Fátima y su
familia se alejaron del hotel así lograron enfrentar valientemente las
experiencias sobrenaturales.
VILCA
BARRAGAN, Juana
Villa Cerrillos, Cerro Colorado, Arequipa
2012
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