Ya era de tarde en Cayma, la vieja y sofisticada villa ubicada
en los mejores parajes, ocupado y preferido por las familias más adineradas. Roy
y Álan hijos mayores de los Arrarte regresan a su casa de vacaciones, después
de una prolongada jornada de playa.
Sus padres están en la sala, mirando una película, ellos ni
piensan en acercarse a las orillas del mar.
─ No sé cómo pueden pasarse el día allí, con este clima tan
frío… ─ dijo el padre, al ver que entraban los jóvenes.
─ Sacúdanse y dúchense en el baño antes de subir chiquitos ─
aconsejó la madre.
Para ésta madre siempre serán sus chiquitos a pesar de que
Roy cumple 20 y Alan tiene 18.
─ ¿No se cruzaron con el bebe?
─ les pregunta ─ salía justo en el momento en que ustedes llegaban.
El bebe es
Luciano, el menor de los tres hermanos de tan sólo 14 años.
─ Mamá, tuvo suerte tu bebe… porque si lo pescaba otra vez
con ropa mía hubiera muerto estrangulado.
─ ¡Noooooo! a mí me va a tocar estrangularlo se llevó mi
mejor par de jeans y encima mi casaca de cuero, sabes mamá que me da cólera que
use mis cosas, acaso no tiene lo suyo.
─ ¿A dónde fue mami?
─ Me dijo que se iba a encontrar con Franco en una
discoteca…
─ Ese lugar se llama SHUGAR,
voy a buscarlo y a desnudarlo delante de todos y a si no le van a quedar ganas
de ponerse mi ropa.
Entretanto Luciano y Franco están bailando en SHUGAR,
al compás de una música ensordecedora. Durante
un intervalo de la danza, mientras en la mitad de la pantalla se proyecta el
cantante Sting; cuando Franco le muestra a Luciano una propaganda que recogió
en la calle. Acercándose a la barra, único lugar del recinto más o menos
iluminado, el chico lo lee:
“RESUCITAMOS LOS CARNAVALES EN EL CAMINO ¡A PARTIR DE MAÑANA
SABADO, LAS NOCHES DE CAYMA VOLVERÁN A VIVIR LA DIVERSION! ¡NO TE PIERDAS
NUESTROS FABULOSOS BAILES DE DISFRACES! TE SUGERIMOS QUE VAYAS PREPARANDO EL
TUYO ¡EN CADA VELADA, INTERESANTES PREMIOS PARA LOS MAS ORIGINALES!
Franco le pregunta a Luciano cuando regresa a su lado:
─ ¿Cómo te cae la idea de disfrazarnos?
─ Esteeeeeee… A verrrrr…. ¡Ya está! de jeques árabes, con
unas sabanas nos disfrazaremos, e iremos al C-A-M-I-N-O,
Antes de salir con dirección a la velada de disfraces deben
soportar las maliciosas bromas de Roy y Alan, las risas de la empleada de los
Arrarte y la paciente exposición a la serie de fotografías que les tomó la
madre de Luciano.
Se centraban allí los chicos más llamativos todos se han
encontrado en el CA-MI-NO. ¡Y que graciosas se les ve bailando! Siguiendo los
distintos ritmos, los hay caracterizados como caperucita roja, como ángeles de
la guarda, también hay conejitos, gitanas, novios de drácula, bailarinas, etc.
Los muchachos no se han quedado; atrás Luciano, le codea, le
indica el acceso al amplio local y pega un silbidito de admiración
─ ¡Qué par de diosas ahí están entrando…!
Una para cada, se dijeron y se apresuraron a recibirles.
Ambos están bajando las escaleras.
─ Hola princesa, buenas noches ─ les dice Luciano ─ Mi amigo
Franco y yo estamos deslumbrados de tanta belleza.
─ Disculpa─ dijeron ellas.
─ Si vienen acompañadas disculpen, no era nuestra intención
las…
─ No es eso, nosotras llegamos con nuestra tía.
─ ¡Qué raro!, ¿no Franco? ─ susurra Luciano.
─ Si esta tía cree que aquí va a encontrar candidato para
ella esta frita….
─ Shhh… que pueden oírte… sigamos la corriente, después de
todo las que nos interesan… son la mellizas ¿no?
─ Y la “momia”… no parece antipática─ pregunto Luciano
─ Nos encantaría invitar una gaseosa. La “momia‘’ accede
tras consultarlo por lo bajo con sus sobrinas. Luego Franco las invitan a
bailar pero ellas dicen que no saben.
─ No se preocupen, aquí estamos nosotros.
Y es cómico verlas a Laura y Valeria intentando algunos
movimientos corporales. A escasos minutos de las 11:30 Laura y Valeria se
tienen que ir. Luciano interviene y les dice si las pueden acompañar, la “momia”
intervino inmediatamente.
─ ¡Noooooooo! no deben porque si los padres de estas
muchachas se enteran me matarían y las perjudicarían a ellas y ya no podrían
verse, ¿acaso quieren eso?
─ Bueno, mañana nos vemos adiós, acepta Franco.
─ Lo que quiere decir mi tía es que no nos sigan… ¿entendido?
─ Agregó Laura
─ ¿Sí? ¿cómo no?, ustedes tienen un extraordinario traje de
damitas antiguas y sus largas capas de raso con capuchones y su maquillaje que
las hacen parecer pálidas y ojerosas como verdaderas señoritas del pasado; nos
llama la atención el cuidado que han puesto en elegir peinados, abanicos, zapatos
y otros accesorios que ellos solo han visto grabados antiguos y en museos.
─ Es puro merito de la tía ─ les informa halagada una de las
mellizas
─ Ella fue quien preparó los disfraces para las tres… es tan
buena con nosotras… con decirles, que se arriesgó a darnos gusto sin nuestros
padres se enteren. Ellos creen que estamos durmiendo; la matan si saben que nos
trajo a bailar.
─ Nunca lo habíamos hecho antes y teníamos tantas ganas.
─ Si pero a las 12:00
tenemos que estar de regreso. Mi mamá toma un medicamento a esa hora y
acostumbra darse una vuelta por nuestro dormitorio para taparnos y darnos otro
beso y en fin… mañana venimos otra vez ─ decía Laura ─ ¿no es cierto tía?
─Sí, apúrense porque sino…
Las jovencitas salen en compañía de su tía, entonces los
muchachos simulan volver al interior del local. Enseguida y con mucha cautela
lo abandonan, con el propósito de seguir a tía y sobrinas sin que éstas lo
noten.
─ ¡Jajaja! pronto sabremos donde viven.
─ Sí, la momia supuso que lograría separarnos de ellas, está
muy equivocada.
Franco y Luciano caminan escondiéndose asombrados por que el
camino que les lleva por lugares no muy conocidos.
Tía y sobrinas prosiguen su marcha cada vez más rápido y sin aparentar signos de
cansancio. Los muchachos no saben ya que pensar, cuando repentinamente
aterrorizados observan que las tres mujeres se detienen frente a unas puertas
de rejas, insólitamente se han transformado en una suerte de seres de aire, transparentes.
No obstante, ellos pueden verlas todavía y las ven aun cuando continúan su
caminata de la calle principal del cementerio, con destino al sector de
bóvedas.
Laura, a un costado de la tía y Valeria del otro lado, las
tres abrazadas. Luciano y Franco aferrados a los barrotes del portal y del lado
de la vida, sienten un escalofrió indescriptible ante la escena que les toca
presenciar.
Franco esta tieso y sudando. Luciano grita:
─ ¡Valeria Valeria Valeriaaaaa…!
Las tres mujeres se
detienen sin darse vuelta. La tía permanece en su sitio inmóvil y de espaldas
al portal desde donde ellos las acababan de llamar.
Tienen la piel de gallina. Y es recién cuando las dos se
ubican detrás de los infortunados. A dúo de voces y con dificultad de articular
las palabras Laura y Valeria anuncian:
─ Lees les –di-di-di-ji-mos-mos –que-que-no –nos –si-
siguieran ahora no-nos-po-de-mos ver- nunca más que –que- pe-pe-na-naaa.
Entonces las mellizas deciden enfrentarlos, se descubren
totalmente la cabeza al dejar sus capuchones. Horrendo era ver que los faroles
alumbraban el acceso al cementerio se apagaban todas a la vez. Las calaveras en
que se han convertido las preciosas caritas de la Laura y Valeria, presentan
oscuras manchas por todas partes, con colores desviados a través de los años. Los
brazos esqueléticos tornan a colocarse nuevamente las capuchas y los cadáveres
de tía y niñas se pierden en el callejón.
Franco queda al instante muerto de la impresión y Luciano
loco, encerrado en un manicomio pensando que Laura siempre vendría a
verlo.
TICONA HUARCAYA, Juana Fiorela
Villa Cerrillos, Cerro Colorado, Arequipa
2012
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